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mayo 19, 2025
Dietas milagro: promesas vacías, frustraciones reales
junio 16, 2025Cambiar de hábitos suena tan sencillo en teoría como desafiante en la práctica. «Empiezo el lunes», «esta vez va en serio», «solo necesito fuerza de voluntad», “mañana me pongo”… ¿te suenan estas frases? Todas forman parte de un ciclo que muchas personas viven cuando intentan cambiar su alimentación, su rutina o su forma de relacionarse con su cuerpo.
En este artículo quiero ayudarte a entender por qué no es tan fácil cambiar de hábitos y por qué eso no significa que estés fallando, sino que necesitas un enfoque más amable, realista y sostenible.
Porque los hábitos no son decisiones, son automatismos
La mayoría de las cosas que haces cada día (lo que desayunas, cómo te mueves, cómo respondes al estrés) no las eliges conscientemente. Son respuestas aprendidas y repetidas, a menudo durante años.
Cambiar un hábito no es solo querer hacerlo distinto. Es reentrenar tu cerebro para funcionar de otra forma, con nuevas conexiones, nuevas recompensas y nuevas rutinas.
Porque esperamos resultados inmediatos
Vivimos en una cultura de la inmediatez: si no vemos cambios rápidos, pensamos que no funciona.
Y aquí te lanzo una pregunta:
¿Cuántas veces has cenado algo ligero y al día siguiente al despertar, te miras al espejo esperando un milagro? (te sonrío con cariño)
Bien pues a esta inmediatez nos referimos, pero los hábitos se construyen con paciencia, repetición y constancia, no con soluciones mágicas.
Cambiar tu alimentación o tu forma de cuidarte no es una carrera, es un proceso.
Porque las emociones también comen
Muchas veces, los hábitos están ligados a necesidades emocionales: la comida que alivia, el sedentarismo que protege del juicio externo, la rutina que anestesia. No se trata solo de “dejar de hacer algo”, sino de comprender qué función cumple en tu vida ese hábito.
Por eso cambiar con castigo o culpa no funciona. Necesitamos comprensión, compasión y herramientas reales.
Porque tenemos creencias limitantes muy arraigadas
“Yo no soy constante”, “Nunca voy a lograrlo”, “No tengo fuerza de voluntad” … Son frases que nos decimos una y otra vez, y que acaban boicoteando cualquier intento de cambio.
Un cambio de hábitos duradero empieza por cambiar también el lenguaje interno con el que nos hablamos, este es un trabajo fino.
Porque intentamos cambiar todo de golpe
Pasar del 0 al 100 suele llevarnos de nuevo al 0. El enfoque “todo o nada” es uno de los mayores enemigos del cambio. Queremos hacerlo perfecto y eso nos bloquea.
Lo pequeño, sostenido y flexible tiene mucho más impacto que lo intenso pero efímero.
¿Y entonces, cómo sí se puede cambiar?
- Escuchándote: Identifica tus necesidades reales y no solo tus exigencias.
- Acompañándote: El cambio es más fácil con apoyo profesional que lo guíe y lo contenga.
- Celebrando avances, no solo metas: Cada paso cuenta.
- Permitiendo el error: No es fracaso, es parte del camino.
Cambiar de hábitos no es cuestión de fuerza de voluntad, sino de crear nuevas rutas con amabilidad, claridad y acompañamiento. No estás sola ni solo en este camino. Si quieres que tu forma de comer, de vivir o de cuidarte sea más consciente y sostenible, aquí tienes un espacio seguro donde empezar.
Si quieres dar el primer paso sin exigencias ni culpa, puedes conocer más sobre mi programa “Cambio de Hábitos” o escribirme para agendar una primera consulta, puede ser una cita online o presencial en Logroño. Estoy aquí para acompañarte.